martes, 19 de febrero de 2013

Capítulo 3

Harrison, quién ahora ingería todo tipo de alimentos, contempló atención los movimientos de su compañero.

-Hola.-Dijo Paul apoyándose sobre la barra. 

Había una hermosa mujer que se encontraba de espaldas. Tenía el cabello rojo más llamativo que puedas imaginar, más aún, era como el fuego mismo. Su tez era violeta y llevaba extrañas ropas. En cuanto la dichosa extraterrestre voletó, George lanzó una carcajada debido a la inesperada expresión de Paul. La joven, o no tanto al parecer, tenía tres ojos inquietantes, una nariz de tamaño exagerado y una boca inmensa que contenía afilados dientes y una lengua serpenteante. Parecía un típico monstruo con el cual los padres terrícolas asustan a sus hijos a cambio de que vayan a la cama, en el buen sentido, claro está.

-Hola ¿qué se te ofrece?-Preguntó.

-Yo... emm.-Paul parecía nervioso.-¿Tiene hora?

La extraña lo miró algo mal y apagó su cigarro sobre la palma de su mano.

-Claro.-Dijo de mala gana y comenzó a revolver en su bolso.-¿Cuánto?

-¿Cuánto qué?-Paul no comprendió.

-Toma.-Dijo sacando un frasco de su bolso.-Solo tengo 20 minutos.

-Gracias.-Contestó tomándolo, aunque no supiera de que se trataba.

El Beatle, muerto de verguenza,se dirigió hacia su compañero, quién reía a carcajadas. George, ahora comiendo una extraña manzana de chocolate, miró intrigado a su acompañante.

-¿Qué es eso?

-No tengo la menor idea.-Contestó.-Nada más le pedí la hora ¡y me dio esto!

-Yo creo que es droga.

-No seas idiota Harrison.-Dijo él.-Quiero irme a casa, Brian nos matará si se entera de esto.

George no le prestó atención, tomó el pequeño frasco y comenzó a analizarlo de todas formas posibles, o imposibles ¿Quién sabe? De aquel lugar todo podía esperarse. 

La nueva adquisición de Paul tenía un color muy extraño. Por minutos era algo rosado y por otros parecía no tener color, pero en esos instantes una extraña y brillante sustancia caía dentro como si nevara allí. George consideró la idea de beberlo, pero se contuvo, al menos hasta estar cerca de Itzel, que seguramente supiese más sobre el tema.

Mientras tanto, la joven del extraño planeta se encontraba a un lado del vehículo. Había terminado de cargar combustible y esperaba a sus acompañantes, quienes aún no se habían dignado a aparecer.

-¿Qué haces?-Preguntó John viniendo por la derecha algo mareado.

-Estoy esperándolos.-Dijo como si fuese algo obvio.

-Voy a buscar a Ringo, lo vi hace unos minutos intentando subirse a un cohete.-Rió y desapareció nuevamente.

En ese mismo instante aparecieron por la izquierda Paul algo asustado y George con los bolsillos apunto de reventar y agitando felizmente un frasco. 

-Por fin.-Susurró la extraterrestre algo exasperada del asombro de los jóvenes terrícolas.

-¿Nos estabas esperando?-Dijo divertido George.

-Adentro.-Ordenó Itzel y reparó en la expresión del castaño.-¿Qué le pasa?

-Una mala experiencia lo dejó algo asustado... ya sabes, con mujeres.-Respondió Harrison y subió a la nave seguido del bajista, quien no decía una sola palabra.

-Solo voy a advertirte que debes tener más precaución que en tu planeta ¿de acuerdo?

-Así es.-Dijo Paul asombrado por oír palabras amables de la extraterrestre.

Mientras ocurría eso, John vagabundeaba por el paraje observando maravillado todo su al rededor y, de paso, buscando al enano narigón que siempre se perdía entre la multidtud.

-¡Richard!-Exclamó al ver como su compañero se encontraba trepado a uno de esos juegos que arrojan alegremente a la gente por los aires.

-¡John!-Contestó él.

-¿Estás demente? ¡Baja de ahí ahora mismo!

Toda esta conversación se efectuaba en una escena en la que John hablaba con su amigo quien estaba de cabeza volando por los aires. Imagínense lo descabellado que se tornaba para los terrícolas.

-No, John. ¡Esto es asombroso!

Y ahí fue cuando el joven reparó en lo que le comentaba el muchacho. No era un juego cualquiera, no. Ni mucho menos -¿ni mucho más?- No se trataba solo del asombro que provocaba estar en las afueras de la galaxia. Incluso si aquel aparato se encontrara en la tierra seguiría siendo increíble, aunque no en las mismas dimensiones.

Todo trataba de hacer girar una ruleta y ver la suerte que te tocaba. Había opciones para todos los gustos: Se arrojado a la estrella más cercana y rebotar en un enorme almohadón de plumas, saltar sobre el tercer ojo del enorme lagarto violeta, un tiro más de regalo, o simplemente un trago hecho de polvos interestelares, entre otras cosas que prefiero no nombrar porque lo único que conseguiría sería hacer que desearan estar allí.

Y así es como, en vez de ir a buscarlo y llevarlo con el resto de la tripulación, John se unió a Richard y ambos volaban por los aires y reían eufóricamente. Cuando sus monedas se habían acabado (¡todas!) cayeron en la cuenta de su irresponsabilidad y consideraron la opción de que quizás se habían marchado sin ellos. 

Corrieron a todo pulmón dándose cuenta que habían pasado, lo que sería en su planeta, 45 minutos allí arriba. Ante las miradas de todos los presentes, llegaron al lugar donde la nave, a su favor, seguía aparcada.

-Entren. Ya.-Dijo Itzel abriendo la puerta y cerrándola a su paso.

-¿Estás enojada?-Se atrevió a preguntar Richard con toda la inocencia del mundo.

Mas Itzel no tenía tiempo para esas cosas, por lo que reviso su ruta a seguir y encendió su nave con un fuerte rugido. En cuestión de minutos, se encontraban tan alejados del lugar que incluso les parecía lejano en el tiempo.

-¡Y entonces Paul le pidió la hora!-Contó riendo Harrison al resto de los presentes y todos estallaron en carcajadas.

-Este lugar es maravilloso, quiero pasar el resto de mis días aquí.-Suspiró Lennon.

-No podemos. Tenemos mucha gente en la que debemos ocuparnos allí en La Tierra.-Contradijo Paul.-Y una de ellas en Brian. Debe estar llamándonos desesperadamente, va a matarnos si se entera que estuvimos dando vueltas por el cosmos.

-No seas marica, McCartney.-Contestó Lennon.

-Hablando de eso...-Dijo Harrison y sacó el frasco de su bolsillo.-¿Sabes que es esto, Itzel?

La muchacha volteó y lo miró incrédula. No podía comprender como el terrícola no comprendía que tenía entre sus manos.

-Tiempo, claro.-Rió.

-¿Como que tiempo?-Dijeron al unísono los cuatro de Liverpool.

-En este caso, si no me equivoco, parecen ser 20 minutos. En cuanto se abra el frasco saldrá ese determinado tiempo. Sirve como una ayuda para cuando alguien está retrasado, entre otras cosas.-Explicó ella.-El tiempo se detiene otorgándote la cantidad que hayas soltado.

-Pero...-John se vio en una encrucijada.-Quizás ahora alguien haya abierto uno y nosotros no nos percatamos de aquello porque para nosotros el tiempo sigue como antes...

-Exacto.-Dijo ella.-Sucede a cada minuto.

Los cuatro terrícolas durante un rato discutieron sobre aquella teoría, mientras que Itzel, quién podía leer esa discusión en cualquier libro de historia antigua de su planeta, se concentraba en idear algún plan. Iría directamente allí, sin hacer otra parada a menos que fuese sumamente necesario. Una vez en el lugar, haría pasar a Richard como un miembro de la dinastía de Diamantina, lo que sería una tarea fácil.

Era la hora de dormir y todos estaban, aproximadamente, en su quinto sueño, excepto Itzel, quien manejaría hasta entrar en la ruta certera que  en unos días los llevaría directo hacia el planeta número 9, allí pondría el piloto automático e iría a dormir. La otra persona despierta era Paul, quien al parecer estaba desvelado y contándole anécdotas a la extraterrestre.

En un momento de la conversación, esta tuvo que ser interrumpida debido a que una nave se cruzó precipitadamente delante de ellos. Itzel lo reconoció al instante.

-¡Sonico!-Exclamó nombrándolo enojada.

Paul no podía creerlo... ¡era Super Sónico! el conocido padre de familia. Le parecía imposible que estara allí, pero así era. La extraterrestre le contó que siempre solía manejar de forma deplorable puesto a que llegaba tarde a su empleo y su jefe le gritaría. También mencionó que era muy amigo de su padre.

Cuando por fin, y luego de largos años luz, entraron en la "Ruta 2.000" Itzel comenzó a programar los controles para que el piloto automático siguiera de forma recta el resto de la noche. Mejor llamémosle el tiempo de dormir, puesto a que allí no existía ni el más claro día ni la más profunda noche.

Pese a que llevaba tiempo dando vueltas sobre su lugar, y que todos estaban ya dormidos, Paul no pudo pegar el ojo. 
No porque estuviese asustado, creía él, ni tampoco por que lo perturbara la imagen de la mujer o extrañara su hogar. Más bien lo atribuía al hecho de que el insomnio solía apoderarse del él bastante seguido.

Mientras más pensaba en todo esto, seguía tratando de convencerse en vano de que era una locura. Pero nada podía hacer para remediarlo... excepto otra locura.

Se levantó intentando hacer el menor ruido posible y aunque lo hiciera todos estaban tan dormidos que no lo oirían. Se acercó lentamente hacia el tablero de control y lo observó con una expresión algo traviesa. Un enorme botón rojo cautivó su atención de una forma inexplicable, nunca lo había visto allí. Y puesto a que él se consideraba un presionador de botones profesional, no podía atentar contra su naturaleza. Lo observó varios segundos con una sonrisa algo diabólico y sin previo aviso lo presionó. 

La nave salió de su rumbo, al parecer había desactivado el piloto automático. Paul pensó que iban a degollarlo cuando se enteren, por lo que tomó los controles y trató de desviarla hacia su rumbo normal. Pero no pudo, por más que intentó recordar los viajes con su tío piloto, no pudo. El vehículo perdiendo el control descendió a una velocidad increíble y aterrizó humeante sobre un planeta naranja y completamente desconocido. Si estaba seguro de algo, era que iban a matarlo...


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Hola hola, terminé mi otro fic y volví. Para todos los curiosos a los que les surgió la duda: No, no me mando LSD antes de hacer estos capítulos jaja Es simplemente imaginación y exceso de Star Wars y Viaje a las estrellas, entre otras cosas raras de ciencia ficción (Steven Spielberg te amo! jajaj) Ya se que no subo muy seguido y me re cuelgo, perdón por eso! Pero para este fic necesito imaginación y no le tengo mucha fe, no sé por qué. Si les gusta comenten, nos vemos, ciudense!

2 comentarios:

  1. ayyy amo este fic porque es bieeen flashero, como yo!!!
    me encanta y metete LSD asi subis rapido jajaja

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  2. POR ESTO ES BUENO REVISAR LOS FICS NO FINALIZADOOOS :'D Eaeaea, la continuaste xd Soy Fernanda Wong del anterior capítulo solo que me creé una cuenta por un fic que estaba empezando y es otra historia(?)Aw, gracias por seguirla :'3
    P.D: ¡AGUANTE SPIELBEEEEEERG!

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