jueves, 16 de mayo de 2013

Capítulo 7

-¡Señorita Itzel!-Una criatura con uniforme, parecida a un humano, se acercó casi corriendo.

-Buenas noches, Artur.-Saludó ella.

-Es un placer teneros aquí, y una sorpresa también.-Comentaba frenético.-Verá usted que estamos enterados de lo que ha de suceder en vuestro planeta.

-De hecho, vengo a discutir ese asunto.-Afirmó la extraterrestre y observó de reojo a los terrícolas que observaban todo maravillados.

-Las puertas del Consejo siempre estarán abiertas.-Contestó e hizo una leve reverencia.-Acompañadme por favor.

Caminaron largos pasillos, decorados cual palacio, admirando todo lo que se les cruzaba. Llegaron a una puerta que parecía ser la más grande que habían visto en su vida. Podrían afirmar que era de roble, porque era lo más semejante a eso que habían visto en La Tierra. Sin embargo no lo era. Era una madera, o eso parecía, tan sublime que de solo imaginar el árbol del que provenía causaba intimidación. Medía aproximadamente tres metros y tenía tallados diferentes dibujos en las esquinas.

-Ya mismo llamaré a una asamblea.-Dijo firme el hombre.

-Le agradezco.-Contestó la extraterrestre.

-Entrad, por favor.-Abrió la enorme puerta tallada.-Acomódense a su gusto.

La sala era gigante, enorme. Había una cantidad innumerable de sillas y bancos acomodados como en un senado. La habitación tenía una forma de construcción que iba aumentando la altura a medida que llegaban a los últimos asientos, pudiendo así, ver desde cualquier lado "El Asiento Principal" así denominada la silla en la cual se sentaba el portador del problema a resolver.

-Esto va a ser largo.-Afirmó Itzel.

-Miren el techo.-Ringo señaló asombrado hacia arriba.

Por momentos había un techo normal, durante otros, un cielo tan estrellado que parecía albergar la eternidad allí mismo. Mostraba todas las constelaciones de la galaxia Andrómeda. 

-Yo no se como pueden concentrarse en los asuntos de La República cuando tienen un techo tan maravilloso.-Comentó George.

-Procura no decir eso frente a los representantes.-Aconsejó la extraterrestre.-El techo cambia según la índole de la sesión.

-¡Itzel!-Una criatura se acercó.-Me he enterado de la situación.

-Si, deplorable.-Afirmó.-Lucy, ellos son mis compañeros, vienen de La Tierra.

-Un placer.-Dijo sin interés y comenzó a hablar con Itzel sobre cosas de la Gran República.

Los cuatro terrícolas quedaron anonadados. Lucy venía del planeta contiguo al de Itzel, el de los diamantes; de allí su tan peculiar aspecto. Era celeste, casi transparente y sus ojos poseía un brillo tal que, en efecto, parecían diamantes. De allí había salido el nombre de su planeta. No sabían con exactitud que era, pero algo de aquel ser los atraía de forma incontrolable. 

-Váyanse.-Afirmó Itzel percatándose de la situación.-Falta mucho para el inicio de la sesión, pueden ir a dar una vuelta. No hagan nada fuera de lo debido.

Todos asintieron, pero John y Paul prefirieron quedarse y observar a extraterrestre de ojos hipnóticos.

Por otro lado, George y Ringo salieron y se vieron caminando por un enorme pasillo repleto de cuadros. Parecía ser una sala de la fama espacial. Observaban los retratos divertidos y asombrados a la vez. Lo que no habían visto, era que alguien venía siguiéndolos.

-¡Mira, esa se parece a tu madre!-Señaló George riendo, un cuadro en el que yacía el retrato de una extraterrestre espeluznante de tres ojos.

Ringo enojado y abalanzó sobre él y rodaron sin darse cuenta por el pasillo.

-Creo que oí un ruido afuera.-Se oyó una voz de un anciano detrás de una puerta.

-Debe ser algún consejal, señoría.-Contestó otro de voz mucho más monótona.

Los dos terrícolas se miraron mutuamente y dejaron de pelear para incorporarse.

-¿Dónde estábamos?-Preguntó un tercero.-¡Ah! Usted iba a firmar este contrato...

-No creo estar de acuerdo.-Contestó solemne el anciano.

-Creo que el anciano es el bueno.-Susurró Richard y George asintió. Ambos estaban escuchando detrás de la puerta y observando todo por una rendija que había quedado abierta.

-Piénselo, señoría.-Contestó uno.

-Ya lo he pensado demasiado, capitán.

-Veo que es usted un hombre muy solemne.-Dijo el otro caminando soberbio por toda la habitación.-¿Recuerda que pasará si usted no colabora con nosotros?

-A la perfección.-Contestó el anciano.

-Usted se está volviendo una piedra en mi zapato, señoría.-Comentó el primero apoyándose sobre el escritorio del hombre.

-No es mi intención, capitán. Quizás usted sea su propio obstáculo.

-Cállese.-Dio un golpe al la mesa.-Escuche una cosa, anciano. Usted no tiene ya la integridad para seguir gobernando la República.

-Si usted así lo cree, deberíamos debatirlo en El Consejo.

-¿No sería más fácil que firme este contrato?-Lo apoyó con un golpe sobre el escritorio.-Nadie va a enterarse...

-Lo he pensado.-Comenzó el anciano.-Y he llegado a la conclusión de que no es lo adecuado.

-Entonces no me deja opción.-El capitán esbozó una mueca de malicia.-Malcolm, ya sabes que hacer.

Dicho esto, tomó el contrato y desapareció por una puerta que se encontraba a la derecha. El otro presente, sacó de su uniforme un revolver con forma extraña y lo levantó hasta la altura de la cabeza del anciano. Apretó el gatillo y sin un ruido, ni anticipación, la figura del hombre fue perdiendo nitidez, hasta que se desintegró por completo. Luego de esto, la otra criatura presionó un botón en el arma y se apuntó a sí mismo. Jaló el gatillo y para sorpresa de sus espectadores incógnitos, se transformó en la réplica exacta del hombre al que acababa de desintegrar. Se observó en un espejo y luego de sonreír horriblemente, desapareció por la misma puerta que su capitán.

George y Ringo se miraron incrédulos, y sin decir una sola palabra, sabían lo que debían hacer.

-Tenemos que contarle a Itzel.-Dijo el baterista preocupado.

Sin embargo, no pudieron hacerlo. Tan pronto como acabó de decir la frase, toda su vista se nubló.

-¿Sacando la basura, eh?-Preguntó un guardia al sujeto que caminaba arrastrando un saco.

-Así es.-Afirmó.-Hay una asamblea hoy.

Dicho esto, el misterioso sujeto salió del edificio por la puerta principal, subió a una pequeña nave, y desapareció entre las estrellas. 

-¿Dónde se metieron estos infelices?-Itzel caminaba de un lado a otro.

-¿Quieres que los vaya a buscar?-Propuso John compadeciéndose de la situación.

-No, a ver si te pierdes tu también.

-Señorita Itzel, debemos empezar.-Anunció Artur algo preocupado.

-Está bien.-Contestó y hecho melancólicamente una última mirada al pasillo. Nada.

-¡Despiértense!-Alguien decía a gritos.

-¿Dónde estoy?-Curioseó Ringo adormilado.

-Donde debes estar.-Contestó esa misma voz, terrorífica e imponente.

-¿Brian, eres tu?-George preguntó más dormido que despierto.-Tuve un sueño maravilloso. Iba viajando por el cosmos por una nave espacial. Era el lugar más hermoso que había visitado.

-Pues lamento informarte que era un sueño, terrícola.-Contestó burlona la criatura.

Los dos beatles al oír la última palabra, cayeron en su consciencia, tan rápido como un abismo. Se miraron mutuamente y, con una coordinación asombrosa, gritaron espantados.

-Cállense o me veré obligado a hacer algo que no quiero.-Se enfadó la criatura. Era verde con varios tentáculos y aspecto arrogante.

-Me quiero ir.-Richard comentó como un niño pequeño a punto de llorar.

-Ja-já.-Rió él.-Como si fuera tan fácil.

-¿Dónde estamos?-Volvió a preguntar George y notó que se encontraba atado de pies y manos a una silla, al igual que su compañero.

-¡Aquí el que hace las preguntas soy yo!-Se quejó la criatura

-Como en las películas.-Ringo dejó escapar su torpe risa.

La criatura abrió una botella cuyo interior despidió un humo melancólico y brillante. Se tomó casi la mitad. Todo quedó silencioso.

-¿Como te llamas?-Se animó a preguntar Harrison.

-Illya.-Contestó en la penumbra.

-¿Por qué nos tienes aquí?-Inquirió.

-Sólo obedezco órdenes.-Afirmó sin mirar a sus prisioneros, sentado en un viejo cajón que alguna vez había estado lleno de algo, quién sabe de qué.

-¿Puede dejarnos salir?-Preguntó esta vez Ringo.

-No.-Contestó secamente.

-¿Hicimos algo malo?-Inquirió nuevamente George.

-¡Ya basta!-Se enfadó Illya dando una patada al suelo, y cuando lo hacía, tenía un aspecto verdaderamente intimidante.-He dicho que las preguntas las hago yo.

-Adelante, entonces.-Ringo parecía entusiasmado con la idea.

-Mi color favorito es el morado.-El guitarrista acotó para más información.

La criatura pareció enojarse aún más y les dedicó una mirada llena de desprecio.

-A mi me gustan las papas cortadas en cubos.-Agregó Ringo.

Illya rodó los ojos y volvió a poner atención al interior de su botella, ya casi vacía de líquido, pero llena de penas.

-Mi madre siempre me decía que no vaya a jugar a la casa del vecino de enfrente, que sus padres eran extraños.-Contó Ringo metiéndose en los recuerdos de su niñez más profundos.-Pero todos los niños iban a jugar allí, y yo solo los miraba por la ventana...

-Ya, ya.-George lo consolaba.

La criatura estaba perpleja, nunca en su trabajo le había sido tan difícil mantener callados a sus prisioneros. Incluso, por esta misma razón, le habían encomendado este trabajo tan delicado.

El tiempo espacial corría velozmente, eso quiere decir que las horas terrícolas volaban, y los visitantes no habían dejado de hablar un segundo. De hecho, habían asumido ya que quizás morirían allí e idearon varios planes para escapar, incluso delante de Illya. Además, pensaron y repensaron que dirían sus epitafios cuando muriesen.

-"Aquí yace Richard Starkey: héroe de guerra, amado por todos, odiado por ninguno. Ojos azules como es más despejado de los cielos. Amable y bondadoso ser, proveedor de luz y sabiduría. Discípulo de Platón y Chuck Berry".-Decía informando todo con detalles, tales como con que tipo de letra se grabaría cada palabra.

-¿Discípulo de Platón?-Rió su compañero.

-Suena bien.-Se justificó él.

-Basta ya.-Se enojó el guardia.-Han estado hablando por horas, si no se callan, he de tomar medidas drásticas.

-¿Medidas de Whisky?-Preguntó George y Ringo rió junto a él.

-Por favor.-Ahora Illya, enorme y rudo como era, se encontraba suplicándole a dos terrícolas debiluchos.-Están volviéndome loco.

-¿Alguna vez te conté sobre mi vecina loca, George?-Comentó Ringo mirando hacia el techo.

-No, nunca.

-Vivía a tres casas de la mía.-Dijo pensativo.-O quizás en en otra calle, no lo recuerdo. Lo que si sé, es que tenía muchos hermanos.

-¿Ah sí?-Preguntó George.

-Si, y ella era la menor.-Acotó casi obligándose a recordar.-Bueno, era la menor cuando nació. 

-Eso tiene sentido.-Rió George.

-Hay dos tipos de locos: los agresivos y los que son graciosos. Ella era un claro ejemplo de... uno de esos dos.-Su memoria fallaba nuevamente.-Lo que si recuerdo, es que un día me persiguió con una escoba.

-¡Ya basta!-Gritó enfurecido el guardia, era increíblemente espeluznante.-¡No voy a soportarlos un segundo más!

Todo quedó en silencio, la criatura era enorme y aterradora. Ya era la hora de dormir, y aún los beatles no tenían idea sobre qué habría de suceder con ellos.


-¿Entonces que es lo que propone usted, señorita Itzel?-Un embajador de aspecto gracioso se veía preocupado.

-Como primera medida los representantes de cada planeta deberían informar a sus ciudadanos sobre la deplorable situación de mi reinado.-Acotó con todas las miradas sobre ella.-Además la República tendrá que mandar a sus tropas a combatir al ejército de Diamantina.

-¡Si, que se pudra en la cárcel!-Gritó uno por allí.

-¡Encerrémosla!-Acotó otro por allá.

Y, como por décima vez en la sesión, toda la cámara había estallado en gritos. Una diversidad opiniones podían oírse: los que estaban de acuerdo con Itzel, los pacifistas que pensaban que había que entablar un dialogo con la dictadora, y por último, estaban quienes habían aceptado sobornos o sido amenazados, que afirmaban de manera absurda, que se trataba de un gobierno democrático y no un régimen despiadado.

La sala estaba a punto de estallar, en todos los aspectos: el ambiente era muy tenso y se encontraban todos los embajadores de los planetas pertenecientes a la galaxia, se trataba de un tema muy delicado.

-Entonces, puesto en evidencia todas las posturas existentes, he de dictar mi veredicto.-Dijo el solemne presidente de La República y todos se callaron.-Creo que hay que esperar antes de realizar cualquier acción que pueda valer nuestro arrepentimiento en un futuro. Habrá que realizar una asamblea con los representantes del Planeta número 9 y corroborar si la información que se nos ha dado, es verídica.

-Pero, su señoría, es casi imposible realizar una asamblea. Los caminos hacia el planeta están vigilados por las tropas de Diamantina.-Itzel protestó.

-Es una decisión tomada, pequeña.-Afirmó inamovible.-He de anunciar el final de la asamblea.

Todo el lugar quedó en silencio, no voló ni una mosca intergaláctica. Esas no eran palabras del presidente, él no era así. El anciano siempre tomaba decisiones justas para ambos bandos, con una infinidad de valores morales que se lo permitían. Ahora la esperanza de Itzel de recuperar su planeta, se desintegraba al igual que un meteorito atravesando la atmósfera.


Los Beatles salieron sigilosamente por los pasillos del tenebroso lugar donde se encontraban encerrados, habían colmado la paciencia del pobre Illya cuando comenzaron a hacerle notar que tenía un problema con la bebida. Éste, exhausto no vio otra solución que echarlos del lugar, luego vería como se las ingeniaba para justificar su "descuido"

-¿Esta será la puerta?-Preguntó George y la abrió.

-¡Pervertido!-Chilló una extraterrestre que estaba cambiándose en aquella habitación.

-Disculpe.-Contestó Harrison y cerró de un golpe. Mientras tanto, Richard se descostillaba de risa.

Caminaron varios pasillos más, hasta que encontraron la salida. Se hallaban en un planeta extraño, oscuro y de atmósfera pesada. Incluso su sol parecía ser mucho más viejo y de luz tenue.

-Este lugar no me gusta para nada.-Afirmó Ringo atemorizado.

-A mi tampoco.-Contestó su compañero.-Tenemos que encontrar la forma de salir de aquí, hay que contarle a Itzel todo lo que vimos.

Ambos asintieron con la cabeza y comenzaron a caminar temerosos hacia alguna dirección desconocida...


1 comentario:

  1. nooooo
    ahora tu fic se puso mas interesante de lo que era! Me hiciste acordar a una canción de Sabina que dice "un golpe de Estado ha triunfado en la Luna" La verdad buenísimo lo tuyo, este fue un florrr de capitulo!
    subí mas rapido! (mira quien habla jajaja)

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